La primera parte podéis leerla aquí: http://locomundojovenes.blogspot.com/2006/03/la-semilla-del-diablo-1-de-3.html
He intentado subir imágenes pero me ha resultado imposible. Quizás más adelante.
LA RAÍZ DE LA OSCURIDAD
La génesis del proyecto hay que situarla en la figura del director de serie B William Castle, más conocido como 'el Rey del Gimmick', dado su gusto por recurrir a éste (es decir, trucos publicitarios con mucha trampa y cartón) para atraer al público más joven a las plateas. Su reputación en la industria era, pues, la propia de un feriante. Suya había sido la idea, por poner un ejemplo, de colocar bajo algunas butacas de la sala un mecanismo vibratorio que entraba en acción en los momentos álgidos de la película, con lo que más de uno se llevó el susto de su vida. El caso es que Castle tenía opción sobre el guión de 'La semilla del Diablo' (una reciente novela escrita por un judío agnóstico, Ira Levin), así que, con el firme propósito de dirigir su adaptación a la pantalla, la presentó a Robert Evans, jefe de producción de Paramount Pictures. A Evans no le pareció bien que el rey de la serie B se pusiese al mando de un proyecto de tal envergadura, por lo que relegó al infravalorado Castle a las funciones de producción.
A pesar de que, inicialmente, Alfred Hitchcock fue uno de los candidatos propuestos en las reuniones de la junta directiva, en la mente de Evans sólo cabía el nombre de un director: Roman Polanski, un joven polaco que con sus últimos títulos había ganado fama y prestigio en la vieja Europa ('Cul-de-sac', 'Un cuchillo en el agua' y 'Repulsión' eran, en opinión, de Evans, 'brillantes'). Pero había un problema: Polanksi se mostraba reticente a entrar en el engranaje de Hollywood. La solución pasaba por atacar los puntos débiles del director, y uno de ellos era la práctica del esquí de montaña, auténtica pasión del polaco junto con los autos de carreras. Evans, que conocía su afición deportiva, consiguió que Polanski viajase a Estados Unidos para rodar una película de este género, 'El descenso de la muerte' ('Downhill Racer', 1969), para, ya de camino, intentar convencerle de que rodase el guión de Castle. Qué decir que el carisma de Evans y las posibilidades de explorar un guión de lo más jugoso fueron los elementos que inclinaron a Polanski a involucrarse en el proyecto. Una de las primeras condiciones que puso el director fue contar para las labores de diseño de producción con Richard Sylbert, con quien se encerró durante un mes en una casita al lado de la playa para trabajar mano a mano sobre el guión. El gusto exagerado por el detalle de Polanski se manifestó, por primera vez, precisamente en su adaptación del libreto, bastante fiel a la fuente original, con diálogos y descripciones directamente extraídos de la novela. Incluso, en su afán de fidelidad, llegó a consultar a Ira Levin qué fecha debía figurar en un ejemplar del diario New Yorker que aparece en un plano de la película.
Una vez con el guión acabado, el paso siguiente fue escoger el cásting. A Polanski, en un principio, le hubiese gustado contar en el papel protagonista con la actriz Tuesday Weld -famosa por su papel en 'El indómito' (1961), uno de tantos vehículos para el lucimiento de Elvis Presley-, más que nada porque el personaje en la novela luce un aspecto saludable y sexy, un look que no se correspondía con la fragilidad y vulnerabilidad de Mia Farrow, opción escogida finalmente por Bob Evans para encarnar a Rosemary Woodhouse. Por aquel entonces Mia era muy conocida gracias a su papel en la teleserie 'Peyton Place', en la que compartía protagonismo, casualmente, con Sharon Tate, esposa de Roman Polanski.
(Un apunte: el tema central de la banda sonora, una nana de tono entre lo lúgubre y lo infantil, fue interpretada por la propia Mia; y tres décadas después revisitada por Phantomas, uno de los psicóticos proyectos musicales del ex-líder de Faith No More, Mike Patton.)
Para el papel de Guy se barajó a Jack Nicholson y Robert Redford, pero Polanski apostó por John Cassevettes, de quien el director se confesaba admirador tanto de su trabajo como actor como de director. Para Hutch, el amigo de la pareja protagonista, se escogió al británico Maurice Evans, quien un año antes nos había regalado uno de sus papeles definitivos, el ilustre doctor Zaius de 'El Planeta De Los Simios'; y para el resto de personajes secundarios se decidió recurrir a actores veteranos. La elección de los mismos se llevó a cabo de forma curiosa: el propio Polanski dibujó sobre papel a cada uno de los personajes, realizándose el cásting en base a esos modelos. Un método que pudo haberse saldado en desastre pero que finalmente acabó siendo uno de los platos fuertes del film a nivel interpretativo. Ahí está el Óscar a Ruth Gordon para confirmarlo.
El hecho que durante el rodaje el equipo recibiese las visitas de ilustres como Joan Crawford, Ben Johnson, Michael Caine, Lauren Bacall, Elia Kazan oTony Curtis, propició que alguno de ellos participase de forma activa en la filmación. Es el caso de Curtis, a quien se ofreció aportar la voz en la conversación telefónica que mantiene Rosemary con el desdichado actor que se queda ciego. Pero no fue el único en realizar un cameo; William Castle, a modo de Hitchcock, aparece en la escena de la cabina telefónica; y Sharon Tate en la de la reunión de amigos.
Pero no todo fueron buenas vibraciones. Según algunas fuentes, durante el rodaje Polanski sometió a Mia a torturas de carácter hitchcockiano. Tal como declaró la propia actriz, las escenas en que Rosemary camina confusa y asustada entre el tráfico motorizado fueron totalmente espontáneas e improvisadas, sin ningún preparativo previo. Según Polanski 'nadie atropellaría a una mujer embarazada'. Sin tener en cuenta detalles como éste, la relación entre ambos fue bastante buena, tal como puede apreciarse en el documental 'Mia And Roman' que acompaña a la edición en DVD del film. Ella se entretuvo en compañía de sus animales y decorando su camerino con lemas hippies, él, en cambio, alternó las largas jornadas de trabajo con su máxima afición, conducir autos de carreras. Con quien las cosas no funcionaron tan bien fue con Cassavettes. Su negativa a desnudarse en una escena y su actitud ante el tono general de la película chocaron con el carácter de Polanski, quien aprovechaba la mínima ocasión para criticar su trabajo, no sólo como actor, sino ya como director. Cassavettes se defendía, y contraatacaba haciendo alusiones a la supuesta obsesión del director hacia el mal y la muerte. Afortunadamente, el enfrentamiento no llegó a más; a fin de cuentas, Cassavettes tenía que financiar sus proyectos como director ('Sombras', 'Maridos', 'Gloria',...) de alguna forma, y la más rentable era ejercer de actor en producciones que no eran de su agrado.
La situación en otras parcelas de la producción tampoco fue como la seda. Al cabo de una semana de rodaje, Polanski ya llevaba siete días de retraso. Mucha gente dentro del estudio esperaba cualquier excusa para pedir la cabeza del director, sobretodo el productor William Castle, quien puso a todos los capitostes en contra del joven polaco. Aquéllos ordenaron a Evans que lo despidiese, pero éste salió en su defensa, amenazándoles de que si Polanski se iba, él mismo le seguiría por la puerta. A pesar de este apoyo, las broncas entre Bob y Roman fueron constantes en este aspecto. El calendario era sagrado, y había que ceñirse a él a cualquier precio. Desgraciadamente, no tuvieron en cuenta a Frank Sinatra, marido de Mia Farrow por entonces, a quien los planes de rodaje le importaban tanto como un debate sobre la violencia de género.
El caso es que en la primavera de 1967 al bueno de Sinatra se le ocurrió que su esposa y él debían protagonizar conjuntamente la película 'El detective'. En un principio Mia se mostró reticente a la propuesta de su marido, más que nada para evitar los comentarios que de ella pudiese hacer el público, como que el papel lo había obtenido gracias al estatus de su pareja. Ella quería hacerse valer por sí misma y obtener el estrellato por sus propios medios. Su papel en la serie de televisión 'Peyton Place' la estaba llevando por el buen camino, y no quería que un cambio en la opinión pública hiciese mella en su ascenso a la fama. Tras la insistencia de Frank, Mia accedió convertirse en la protagonista femenina del thriller dirigido por Gordon Douglas. El rodaje estaba previsto iniciarse el día 16 de octubre de ese mismo año, por lo que era prioritario que el rodaje de 'La semilla del Diablo' finalizase antes de esa fecha a fin de poder cumplir el compromiso. Pero el retraso en la filmación de la película de Polanski iba alargándose cada día más, lo que ponía más y más nervioso al ya de por sí poco paciente Frank. Cuando se hizo efectivo un retraso de cuatro semanas sobre los planes previstos, Mia informó a su marido que se vería obligada a retrasar su participación en 'El detective'. Hay que aclarar en este punto que los padres de Mia desarrollaban carreras en la industria cinematográfica, y que desde su más tierna infancia le habían inculcado un sentido del deber y el compromiso bastante férreo, por lo que la opción de abandonar un plató en mitad de un rodaje era algo que no entraba en el mundo de Mia. Un punto de vista que no compartía con el cantante, quien, en más de una ocasión, había arrancado un puñado de páginas del libreto del guión a fin de ajustarse al calendario inicialmente fijado. Frank se enfureció, ordenándole que dejase Nueva York y se reuniese con él en California, lugar donde iba a dar comienzo el rodaje. A fin de cuentas, para Sinatra aquélla no era más que 'una especie de mierda satánica'. Cuando la situación entre los dos se hizo insostenible, La Voz llamó a William Castle amenazándole con parar la producción si su mujercita no le obedecía.
Sinatra, siguiendo su vena mafiosa, estaba dispuesto a llevarse a Mia a la fuerza, y Castle lo sabía. Afortunadamente el cantante acabó por suavizar sus métodos, presionando a su esposa con la posibilidad del divorcio. Espantada, Mia entró en el despacho de Evans anunciándole que abandonaba el rodaje, que prefería seguir al lado de su marido. Evans, a fin de convencerla, le mostró una hora del material que llevaban rodado, diciéndole que estaba esplendida, que tenía muchas posibilidades de llevarse la estatuilla en la próxima entrega de los Óscar. Si en este punto abandonaba, era posible que su carrera en el cine llegase a su fin. De esta forma, Mia optó por quedarse. No contaba con la voluntad de su suegra, que convenció a su hijo Frank de llevar adelante el proceso de divorcio. Dicho y hecho, la víspera de Acción de Gracias Sinatra mandó a uno de sus secuaces a Nueva York, con un sobre que contenía los papeles del divorcio. Éstos le fueron entregados a Mia en pleno set de rodaje, rodeada de todo el personal técnico y artístico de la película. Allí mismo, delante de todo el mundo, Mia los leyó, manteniéndose impertérrita, y siguió con lo suyo, como si nada pasase. A pesar de que en los documentos se expresaba que era ella, y no él, quien reclamaba el divorcio Mia los firmó. Asunto zanjado.
Lo que a nadie le pasó inadvertido fue el estado de la actriz. Fruto del malestar, Mia no paraba de llorar en el plató, sumida en una profunda depresión que le hizo perder peso de forma alarmante. Basta añadir que en las escenas en que su personaje debía aparecer cansada y con aspecto demacrado ni siquiera necesitó pasar por el departamento de maquillaje, tan desmejorado lucía su aspecto físico. Pero el tiempo todo lo cura, y una semana después Mia se aferró al rodaje con todas sus fuerzas, poniéndolo todo de su parte. A fin de cuentas, qué mejor venganza contra Frank que 'La Semilla Del Diablo' arrasase en la taquilla, dejando atrás la película de su ex-maridito. Mia incluso intentó convencer a Evans de que el estreno de las dos películas coincidiese el mismo día. La cuestión era poner en evidencia a Sinatra. Evans aceptó, y finalmente el mismo dia se estrenaron. Las dos producciones obtuvieron muy buenos resultados, pero el film de Polanski se convirtió en el éxito de aquel verano (y a la larga ha terminado por relegar al olvido el film del cantante ítaloamericano). Mia se había convertido en una estrella por derecho propio. Consciente de su nuevo estatus, y en un ataque de ego, llegó a pedir a la productora colocar un anuncio a doble página en las publicaciones 'Variety' y 'Hollywood Reporter', poniendo en un lado los ingresos de su película y en el otro los de 'El detective' con tal de ridiculizar a su ex. Para disgusto de Mia, Evans rechazó su petición.
Llegados a este punto, es curioso poner de relieve que la actriz que sustituyó a Mia en 'El detective' fue la atractiva Lee Remick, quien, casualidades de la vida, protagonizaría nueve años después el film 'La profecía' junto a Gregory Peck, otro de los grandes títulos del cine satánico.
De satánica se puede considerar la ayuda que Polanski recibió durante la concepción de su película. Anton Szandor LaVey, conocido a nivel mundial como el fundador de La Iglesia de Satán en 1966, no aparece acreditado pero se sabe que colaboró en el rodaje de 'La Semilla Del Diablo' en calidad de 'asesor técnico' y consejero, llegando a poner sobre aviso al director de los peligros que podría acarrear filmar una película de esta temática). Las funciones de LaVey no sólo se limitaron a orientar en todo lo concerniente a simbología esotérica y a la parafernalia que rodea a la ceremonia que aparece en pantalla, sino que incluso llegó a hacer un pequeño papel encarnando a La Bestia en la escena en que Mia es fecundada. A pesar de que hay quien afirma que la participación del controvertido personaje en el film no se llevó a cabo, lo cierto es que LaVey, junto con varios de sus discípulos y algún dirigente de otras sectas ocultistas (como Michael A. Aquino, fundador del Templo de Set), estuvo presente en la premiere celebrada el 15 de junio de 1968.
(En breve el capítulo final)
3 comentarios:
Pues ahora que lo dices, yo tb. tengo problemas con lo de subir imagenes... le pasa a alguien más?
Por otro lado, genial tenerte de vuelta... precisamente me bajé Rosemary´s baby el otro día y es una de las películas que tengo reservadas para vacaciones.
El título español destripa la película, como puede hacerlo aquel cartel del planeta de los simios, con la estatua de la libertad en la playa
Me encantan estos artículos sobre detalles y anécdotas de grandes clásicos del cine.
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