Uno de los personajes más famosos de uno de los mejores autores del cómic underground americano (aunque, como todo, ya no tan underground): Charles Burns. A los más rockeros de la parroquia les sonará (Burns, que no el Borbah) por ser el ilustrador de la carpeta del mejor disco de Iggy Pop en los 90 (en mi opinión , claro): "Brick By Brick". Si además de aficionados al guacangüol son aficionados al cómic (y ya van dos características para ser nombrados PAJEROS DEL MES) pues lo recordarán de su paso por El Víbora (esta vez me refiero a El Borbah...bueno y a Burns, claro).
El Borbah es un investigador privado, fumador compulsivo, malhablado, brusco, ultraborde y engullidor impenitente de comida basura y cerveza. Hasta aquí nada que no hayamos visto mil veces en cualquier obra de género negro. La diferencia está en que El Borbah pesa más de 100 kilos, viste una ajustada malla sujeta a su hombro por un tirante y oculta su rostro tras una máscara de lucha libre mexicana.
El propio autor cuenta que se le ocurrió la idea del personaje viendo la tele un sábado, aburrido como una ostra. Parece ser que dió con un canal de lucha y, de pronto, vio entrar al ring a un tipo gordaco, enorme, con una de esas psicodélicas máscaras de la lucha mexicana y cubierto de tatuajes. Así nació El Borbah, inspirado en estos gladiadores del colesterol y la quesadilla y en un amigo suyo: John Borba (del cuál tenemos una foto en el álbum recopilatorio de historias de El Borbah publicado por La Cúpula: un bicharraco con músculos hasta en los pezones y tocado por una máscara parecida a la de Huracán Ramírez).
La primera aparición del detective enmascarado fue en 1982, en la revista Raw (revista fundada y coordinada por Art Spiegelman, ese autor de cómics que leen, también, los culturetas y profesores de instituto, debido al Pulitzer que recibió en 1992 por Maus, su crónica del Holocausto, con gatos que hacen de nazis y ratoncitos que hacen de judíos).
De aquí pasó a la prestigiosa revista Heavy Metal y de aquí al extranjero, donde recaló en las páginas de El Víbora. En 2004 La Cúpula agrupó 5 historias del personaje en un tomito muy aparente y baratito (son 7.50 lerus que es lo que se gastan uds. en la taquilla porno del Canal Satélite un día de diario).
Como en otras obras de Burns, el rasgo más característico es que, bajo la aparente tranquilidad y normalidad de lo cotidiano, se oculta una realidad podrida y grotesca, con personajes que son auténticos freaks ( y no como ustedes sino de los de Tod Browning), con situaciones surrealistas y elementos muy del gusto del fan de Cronenberg o Lynch.